Mozart Symphonies - SCO & Sir Charles Mackerras - Scherzo

A sus 83 años, Sir Charles Mackerras da una lección de sabiduría instrumental y estilística revestida de una vitalidad juvenil e impetuosa que sitúa a estas versiones entre lo mejorcito de cuanto nos ofrece la fonografía.

El conjunto escocés responde como una auténtica orquesta de originales sin el menor atisbo de simulación ficticia, asumiendo perfectamente la eliminación del vibrato y los "inflados" de arco, extendiendo protagonismo al viento - metales naturales - más allá del mero toque de color, la incisividad en los parches, o la transparencia general de líneas del tejido sonoro. Como complemento idóneo a lo anterior, la tímbrica global no adolece de las fisuras o la falta de empaste que en ocasiones merman el resultado de los conjuntos historicistas, Tenemos, por así decir, lo mejor de ambos mundos.

El planteamiento del maestro australiano nos ofrece las cuatro obras con un concepto interpretativo unitario. Dinámica y agógicamente imprime una vivacidad que, sin ser extremada, le permite lograr un resultado efervescente absolutamente irresistible.

La Sinfonía "Praga" arranca solemne, sin grandilocuencia, para ir ganando tensión progresivamente hasta su Allegro, donde una cuerda muy ligera de arco provoca auténticas oleadas dinámicas. Llegados al final del movimiento nos encontraremos con una característica recurrente: la repetición íntegra. Un Andante de gracilidad danzante da paso a un Presto expuesto con valentía, arriesgando en tempo, contundente en acentos y de fuertes contrastes dinámicos.

La Sinfonía no 39 viene, ya desde su inicial Adagio nada lánguido, cargada de intensidad contenida y premonitoria. El impulso viril del Allegro reside, tanto en las ráfagas arrebatadoras que sacuden al fraseo - incluso en sus segmentos menos elocuentes, cc. 58-63 - como en los sorprendentes detalles de sabiduría capaces de insuflar vitalidad hasta en los detalles mínimos - por ejemplo la direccionalidad de los grupos de corcheas repetidas. La arriesgada pureza de líneas del Andante se resalta con un pulso métrico flexible capaz de otorgar significado a cada sección. El brío y desparpajo de un Menuetto cuasi betthoveniano culmina en el espléndido Finale, juguetón y luminoso.

Un aliento palpitante impulsa la K. 550 desde su primer movimiento sin necesidad de artificios, tomando en el Andante un matiz de elegancia que, ya en el Menuetto, se torna decidido, nervioso y centelleante. Tras el interesante cambio de sonoridad conseguido en el Trio reduciendo efectivos, el Allegro assai concluye poniendo especial atención a la tersura del tejido desde la entrada del segundo tema.

Cerrando la serie, una Júpiter vibrante demuestra la infinita capacidad de esta música para apelar a la emoción. El Vivace, tenso, opta más por la voluptuosidad sanguínea que por una fría perfección. Con un pulso tenuto, mas sin adormecerse, el Andante cantibile consigue su dificilísimo equilibrio tímbrico gracias a una afinación pulquérrima y una perfecta estratificación de planos. El Menuetto, contundentemente marcado a uno, deja paso a un Molto allegro trazado con incisiva clarividemcia.

En resumen, un álbum sencillamente extraordinario.