Astrig Siranossian - Dear Mademoiselle - Scherzo
¡Cuánta razón tuvo usted, Mademoiselle, al recomendar a Astor Piazzolla que se atuviera a su mundo espiritual y sonoro en el que el bandoneón era clave y base! En la pieza de arranque de este CD no hay bandoneón, sino violonchelo y piano, Siranossian y Guin, pero están la línea y la métrica y el alma de Piazzolla. Nadia Boulanger le recomendó más o menos: “Siga usted su camino, no fuerce otro”. Se trata de un recital de músicas cercanas a Nadia, aunque con la stravinskiana Suite italienne se trata en realidad de obra de compositores italianos del XVIII que Igor supo aprovechar y arreglar, y que aquí vuelve a arreglar Piatigorski. Algo parecido pasó con Legrand, cuyas músicas para filmes como Los paraguas de Cherburgo son de una belleza muy inmediata, de esas que provocaban malestar en Darmstadt. Si Nadia fue casi centenaria, su discípulo Elliot Carter no llegó a los ciento cuatro por unos días. Nadia tuvo todo tipo de discípulos, y en los compositores supo fomentar aquello que ya traían dentro, y tal fue también el caso de Philip Glass o Quincy Jones. Las Tres piezas de la propia Nadia nos lleva a preguntarnos por qué abandonó la composición; ella lo ha explicado con detalle. Resumamos el sentido de este recital: músicas distintas entre sí de compositores que estudiaron con Nadia (con Mademoiselle), que supo ver qué era lo auténtico en cada uno. Quién sabe si les evitó extravíos. Un maestro puede ser como un atajo. El alma del CD es la magnífica violonchelista Astrig Sirannossian, francesa de ascendencia armenia. Ni ella ni el espléndido pianista Nathanaël Gouin tienen edad para haber conocido a Mademoiselle, pero sí la tiene Daniel Barenboim, que trabajó con Nadia en su infancia, y que aquí le rinde homenaje, con Astrig, en las Tres piezas de la maestra. Colores, sabores, virtuosismo, un espléndido recital.